El 6 de Abril Vuitton on line

Ceno en Gastro con la familia Vuitton recién llegados de Paris para la ocasión. La delegación la encabeza el divertidísimo Philippe Schaus, castellano parlante, y vicepresidente de Vuitton. Schaus nos cuenta sus estudios de ingeniería aeronaútica, sus primeras prácticas en la factoría CASA de Cádiz y las timbas flamencas que montaba con sus compañeros entre trabajo y trabajo. Entre tapa y tapa de Arola (bravas incluidas) nos mondamos de risa.
El motivo profesional de la cena no es otro que el lanzamiento en España del E Commerce. Tan solo 8 tiendas tiene Vuitton-por ahora- en este país. Aunque desde España se maneja el negocio en Portugal y en Marruecos. Muchos de sus compradores peregrinan a las tiendas de otras ciudades para hacerse con el celebérrimo Monogram, pero a partir del 6 de abril tan solo un click les separará de la artesanía y el glammour. Sin costes de mensajería. En tan solo 48 horas en tú casa.
La cena, regada con Numanthia Termes, el vino de Toro que LVMH compró hace dos o tres años, fue servida en la cocina del Gastro, personalmente por Sergi y su mujer, que cuando no cocina se dedica a montar y desmontar sin fin su Triumph Truxton. "Tienes a los del taller hasta el gorro de cambios...", le digo entre fogones con la autoridad que me concede ser compañero de marca, "pues que se vayan preparando esos quejicas del taller porque ahora pienso cambiarle..." Genio y figura.

Comprate la casa de Mike Oldfield

En Esquire nos gustan las casas. Dicen mucho de lo que somos. O mejor, lo dicen casi todo. Mike Oldfield quiere librarse de su casa de Mallorca antes de que el mercado la deprecie más. Tres millones de euros a los que ha descontado 5.000 para evitar el redondeo. 5 dormitorios, 460 metros construidos y 15.000 metros cuadrados de finca. Mucha suerte Mike. Te debemos Moonlight shadow. Richard Branson le debe aún más, fue el que realmente le hizo millonario. El anuncio de la venta de la casa aparece en el periódico, hay que comprar diarios que si no se te escapan ofertas como esta. O leer este blog, que aún leemos diarios en papel. Ahí va el contacto por si quereis comprarla 971575957, aunque yo regatearía un poco.

Mis 48 horas en Baselworld 2010

Buen rollo. El negocio ha vuelto a Baselworld. El epicentro global del mercado relojero mueve otra vez pasta. Los tiburones (reales) que el año pasado buceaban en la pecera del espectacular stand de Breitling, -gracias familia Pomar por vuestra hospitalidad mallorquina- este año se han esfumado, no queda ni uno, y han sido sustituidos por peces…Os acordais de la mala memoria de Dolly en Buscando a Nemo. De eso se trata, de olvidar. Nadie se acuerda ya de los pésimos resultados del 2009.

Espléndido recibimiento de nuestra tercera edición de El Gran libro Esquire de los Relojes. Café con Gonzalo Ceballos, cabeza visible de Swatch Group en España y buenos augurios. Pastas con Carlos Rosillo el fundador e inventor de Bell and Ross, más optimismo. Fantasticos los Stern padre e hijo al frente de Patek Phillippe vigilando su negocio al pie de cañon como cada año. Mojitos con Marzio Villa y su cada vez más global Cuervo y Sobrinos. Cena con Moisés Chocrón tan sensato como siempre. 48 horas bien aprovechadas al espléndido sol primaveral de Suiza. Volveremos para disfrutar de las copas del Campari, la pasta de Chez Donati, del jazz del Bird Eyes Club y de la espectacular corriente del Rhin que se lleva todas las crisis. Tic tac, tic tac.

Bye Bye, Jim Marshall

Descubrí a Jim Marshall hace una década, fijando en los créditos de las fotografías de una revista que tuve el honor de dirigir en su lanzamiento en España, se llamaba y se llama, Rolling Stone. Fueron cinco años de mi vida muy divertidos. Jim nos acompañó a todos los que vivimos aquella aventuras con fotos originales, sindicadas y de pago, pero únicas. Me acabo de enterar de su fallecimiento. ¿Cuantos dìas pasarán hasta que los diarios publiquen su obituario? ¿Por que la crítica de rock se ha convertido en hagiografía pop a lo Kiss FM? Hoy escuchaba a Chuck Berry en el atasco de todos los que sacamos el coche por Madrid a causa de la tormenta. Ahora descubro que los rayos eran los flashes de su cámara. Con la marcha de Jim su iconografía se vuelve clásica. Como la peineta de Johnny Cash. Pincha su versión de One y que le den a Bono. Thanks Jim.

Doctor, ¿soy normal?

Sé que lo que para mí es normal, puede no serlo para otra persona. Normal. Para mí es normal dejar los libros a medias. Guardar en ellos recortes, recuerdos, entradas de cine, fotografías e incluso facturas para cuando vuelva a releerlos encontrar mi memoria semiencuardenada (la estantería es mi disco duro). Llegar cinco minutos antes a las citas. Arrancar las hojas de las revistas que me regalan en los aviones, (aunque sé que al compañero de asiento le infundo intranquilidad y me mira desconfiado); no saber en qué día vivo, llevar arrugados los billetes en el bolsillo del pantalón (con los dólares, por alguna extraña razón, no me pasa). Para mí es normal sentirme incómodo si en el cine me rodea gente por todos lados, por lo que veo todas las pelis desde el lateral.
Y luego está el tiempo. Está claro que lo que hoy es corriente antes no lo era. Pertenezco a una época en la que los primeros acordes de Stay (en versión Jackson Browne) fueron nuestra primera clase sexual. Quizá te suene a chino. Pero hubo un tiempo, para muchos normal, en el que los singles se archivaban separados entre “movidos” y “lentos”. Y los había incluso que servían para cambiar de un ritmo a otro (It’s a heartache, de Bonnie Tyler). Un tiempo en el que nuestro “desafío extremo” era no tocar el doble techo de la tienda de campaña en una excursión lluviosa, porque si no la noche te la pasabas empapado.
Ya andaba Esquire por entonces gritándole al hombre interesante: “Ésta es tu revista”. A nadie le parece hoy normal que Hugh Hefner, el yayo de las conejitas Playboy, fuera redactor de base en Esquire. Pero así fue. Que palabra tan fea, normal...

Fotografia carcelaria a 9.95

Una de las grandes aportaciones de Plácido Arango con sus tiendas VIPS es el estante de ofertas de libros. Mi última excursión ha sido este fin de semana. Hace seis años que la editorial Steidl coeditó con la galeria de arte de Steven Kasher un libro sobre fotografía de criminales fichados Least wanted. La recopilación de imágenes, casi todas con la consiguiente numeración policial bajo el rostro, estremece en un primer momento, cuando se leen los cargos, la profesión del sujeto o la edad. Pero ojo, si uno se fija aún más en las anotaciones, los autores enfatizan en que los protagonistas de las fotos no tienen porque haber sido declarados culpables. Yo añadiría aún más. Muchas de las fotografías podría ser ahora catalogadas como cool. Muchos estilismos -!Diablos, no había estilismos!, se trataba de verdadera canallesca- pueden encontrarse en el Hollywood más chic, o incluso en Esquire España. Uff, quizá habría que mezclar criminología y periodismo en un futuro.

En la Universidad con Juan Caño

No es que haya vuelto a matricularme. Que reciclarse siempre va bien. Me invita Juan Caño, maestro de editores, ex vicepresidente de Hachette Filipachi, descubridor de talentos e inventor de revistas, a hablarle a sus alumnos en el Centro Universitario Villanueva (Mirasierra) en Madrid. Acepto con placer y con la deuda moral del que encontró su primer trabajo así (descolgando teléfonos en Radio Cadena Española a cambio de cero pesetas).
Madrugo y la charla comienza a las 9 sobre empresa periodística. La conversación es agradable, uno de los alumnos me presenta con rigor, suelto mi experiencia y la ronda de preguntas es inteligente. Me quedo con el compañero que pregunta si para un periodista trabajar en revistas en España puede estar peor visto que hacerlo en diarios. Desde luego. Le respondo que de todos modos la culpa de esa sensación es de los editores, entre los que me encuentro hace apenas tres años. Juan está de acuerdo.
Al final, entrega de curriculums (juro por este blog moverlos todos) y un café final con el autor de los recomendables Revistas. Una historia de amor y un decálogo -Eresma/Celeste ediciones, y Los lunes al golf-Esfera de los libros que, orgulloso de devolverle a la sociedad su sapiencia, me despide con un gracias. A usted maestro. Síganos de cerca, le necesitamos.

La memoria de Esther Tusquets

Paseando por la calle Alcalá, recalo en una vieja librería católica. Me sorprende verla abierta aún y entro. Los estantes ofrecen títulos carpetobetónicos, pero me llama la atención la tercera parte de las memorias de la editora Esther Tusquets "Confesiones de una vieja dama indigna", así que decido contribuir al cepillo y me gasto los 20 euros (19,50 para ser exacto) que me piden. La compra me hizo pasar una buena tarde de sábado. La Tusquet no se corta un pelo y el lector lo agradece. Se descojona del jefe de Bertelsman cuando tras la muerte de su padre la familia decidió vender Lumen al gigante alemán. De Carmen Ballcells que irrumpió en una convención de ventas con una camiseta puesta con el eslogan "Rosa Regás, que buena estás". En el anecdotario sus amores con el fotógrafo Oriol Maspons (autor de la foto que estos días todos los diarios publican con Miguel Delibes), de Joan Colom ("uno de los mejores fotógrafos de putas"), de las pataletas furiosas de Quino cuando lo acordado cambiaba, de como hicieron dinero con Mafalda, de Terenci y de Ana Maria, su hermana.
Deliciosa es la narración del "Caso Maragall" que no es otro que la truncada biografía de Pascual Maragall, admitida primero y negada después por la familia, al tiempo que RBA preparaba la biografía oficial. "Tenía, pues, razón Carlos Barral, cuando decía que en Cataluña hay 200 familias intocables" escribe Tusquets, hermana de Oscar, el conocido arquitecto.
Y de su último amor, que fue el primero, otra vez, y de sus hijos. Y de como no debió escribir estas memorias. Gracias Esther. Por Lumen y por "Confesiones de una vieja dama indigna", buscaré la primera parte "Habíamos ganado la guerra".
La foto es de Roberto Ruiz para El Diario Montañes. 

Esquire también es Mini

Yo quiero tener un millón de amigos. Como Paco. Aquí tienes la acción de LG Mini ha desarrollado junto a Esquire en la feria 3G de Barcelona. Divertida, inteligente y
provocadora, todo menos pequeña. Para pequeño ya estaba el Mini.

Esquiando en Zermatt

El sonido de la dinamita hace parar mis tablas. Se trata de la explosión de los cartuchos que, desde los helicópteros, lanzan en las cumbres que rodean al Matterhorn para provocar las avalanchas. Nadie parece inmutarse. 350 kilómetros de pistas que saben a mucho, sobre el pequeño pueblo alpino de Zermatt. Ni un solo coche. Mejor dicho ni un solo motor de gasolina o diesel. Vehículos eléctricos que sustituyen a los viejos caballos percherones desde comienzos de los sesenta en los que se implantó la prohibición. La mejor manera de acercarse al pueblo es por tren. Avión a Zurich o Ginebra, tren directo a Visp y el tren cremallera a Zermatt. Merece la pena. A la vuelta, en la estación de Visp comparto anden con Mike Rutherford, el guitarrista de Genesis. No me atrevo a preguntarle por otro inglés exiliado en Suiza, Phil Collins, que padece sordera hace años. Mike carga con la bolsa de sus botas de ski. Todo es muy normal en Suiza.