viernes, mayo 29

El Mundo y mi Walkman Sony


El Mundo acaba de pedirme que participe junto a otros 20 “ilustres” en una encuesta para elegir los mejores gadgets de los últimos años. La lista ya la vereis publicada, pero también les he mandado estos recuerdos sobre el Walkman de Sony.

Di mis primeros pasos con un Walkman. Y no me refiero a los que dí tras gatear. Aquel ladrillo electrónico de color gris marengo, con el logo de Sony serigrafiado, y que se sujetaba con una pinza al cinturón, fue en mis manos lo mismo que la hoz y el martillo para la revolución rusa, la herramienta de mi transformación adolescente. Los cristalitos de cromo y metal de las cintas Basf de 60 y 90 minutos, capaces de multiplicarse si apretabas el hiperespacio de la tecla Reverse, electrizaban mis neuronas, con las mezclas caseras de mi pletina Telefunken. Aún la tengo, pero está triste, nadie se acerca a usarla.
Caminar por el Madrid de los ochenta con un Walkman Sony, subir y bajar a Sol por la destartalada línea 2 y no escuchar el rugido de las vagonetas, inventar tu propia banda sonora al patio del colegio que, mudo para tus oídos, ignoraba lo que escuchabas. Que placer. Lo echo de menos. Al señor Sony le tengo que llevar a los toros.

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