jueves, mayo 28

Esquire en Zara


Vengo de Arteixo (La Coruña) de visitar a mí amigo Jesús Echebarría, Director de Comunicación de Zara. Josu y servidor tuvimos hace años una banda de rock que duró una sola noche. Pero esa es otra historia. Me lo recuerda comiendo unos percebes gigantes recién traídos de Malpica en El Gallo de Oro, uno de los mejores restaurantes de Coruña y alrededores. Josu me enseña el truco para no mancharme la camisa al romper la uña del bicho. Los percebes son extraordinarios, no menos que la visita al cuartel general de Zara.

Día soleado en Coruña, el chofer con el cartel de Inditex me recoge puntual en el aeropuerto y estamos en Arteixo en poco menos de 15 minutos. Entro por el sótano de los vips y Jesús me va enseñando las razones que le hicieron emigrar de los madriles a estas tierras galaicas junto a Patricia, su mujer. Me explica, sin que se le note el aburrimiento de haberlo contado tantas veces, el “método Ortega”, que no es otro que ser primero fabricante y luego distribuidor, algo que les ha permitido saber como darle al cliente lo que pide y ponerlo en sus manos en menos de 48 horas de Tokio a San Francisco, con unos niveles de logística que han dejado boquiabierto al mismísimo Instituto Tecnológico de Massachussets de Nicholas Negroponte.

Los diseñadores trabajan codo con codo con los responsables comerciales de las tiendas, estos con los escaparatistas- excepcional la tienda piloto y el proyecto de uterque- y estos con “los corbateiros” que se encargan de la gestión. Todo para un único mercado, el mundo, con conciencia medioambiental y una comunicación global en la que el jefe, Amancio, marca la consigna de no sacar demasiado pecho. Y cuesta trabajo. A Josu le cuesta trabajo. Porque Inditex con todo lo que se ha dicho de ella, y con todo lo que se podría decir, con Pablo Isla al frente, es como para estar orgulloso. Aunque yo, por quejarme de algo, le dije que, coño, las etiquetas son muy grandes… y me pican cuando estreno camisa.

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