Me refiero a Giorgio Deluca, uno de los fundadores del supermercado, elevado a templo gastronómico, el celebérrimo y tantas veces imitado Dean and Deluca del Soho.
Hace siete años, con la pasta de vender manzanas granny smith al triple de su precio que en el mercado de Chelsea, Deluca montó en el west soho, 307 Prince street, Giorgione, que hace referencia al famoso pintor italiano y también es una coña con su nombre.
Cocina agradable, muros de ladrillo pintados de blanco como manda la tradición y camareros indios vestidos, también como manda la tradición, de negro manhattan con mandil a juego. Pegas pocas (porque habría de tenerlas), solo sirven Heineken, con lo rica que está la cerveza Brooklyn del otro lado del Hudson. Así que me aprieto un pesto y me solidarizo con Hespen y Suárez que no hace mucho cerraron la tienda de Fernando VI.
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