El sonido de la dinamita hace parar mis tablas. Se trata de la explosión de los cartuchos que, desde los helicópteros, lanzan en las cumbres que rodean al Matterhorn para provocar las avalanchas. Nadie parece inmutarse. 350 kilómetros de pistas que saben a mucho, sobre el pequeño pueblo alpino de Zermatt. Ni un solo coche. Mejor dicho ni un solo motor de gasolina o diesel. Vehículos eléctricos que sustituyen a los viejos caballos percherones desde comienzos de los sesenta en los que se implantó la prohibición. La mejor manera de acercarse al pueblo es por tren. Avión a Zurich o Ginebra, tren directo a Visp y el tren cremallera a Zermatt. Merece la pena. A la vuelta, en la estación de Visp comparto anden con Mike Rutherford, el guitarrista de Genesis. No me atrevo a preguntarle por otro inglés exiliado en Suiza, Phil Collins, que padece sordera hace años. Mike carga con la bolsa de sus botas de ski. Todo es muy normal en Suiza.
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lunes, marzo 1
miércoles, octubre 7
Dios según Robert Crumb

No soy de los que leen la Biblia a menudo, aunque hay varias por casa. La vieja, varias ilustradas, y por fin (al menos parte de ella), el Génesis, o como el Dios cristiano inventó el mundo, según el calenturiento Robert Crumb. Una visita a Forbidden Planet en Nueva York es siempre un regreso al niño que llevas dentro. Así que, cómo esperar a que la editorial La Cúpula lo tradujese al castellano. Crucé el Atlántico, la semana pasada, con el Génesis ilustrado por Robert Crumb en el equipaje de mano. Ya podéis imaginaros, Noe, Sodoma, Gomorra, Babel y Abraham. Textos literales y ausencia de sexo explícito. Impresionante esfuerzo de ilustración de parte del exiliado más famoso de USA (vive en la campiña francesa con su mujer Aline y su hija hace más de diez años), que pronto será presentado por los franceses, como ya hicieron con Picasso, como un nacido en la vieja France, a pesar de ser uno de los pocos estandartes vivos de la contracultura de la costa oeste. Viva el yayo Robert Crumb.
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